miércoles, 28 de febrero de 2007

La bifurcación


Érase una vez una niña que iba andando por un camino. Ya llevaba un tiempo andando por ese camino. Era un camino bastante cómodo, bastante fácil de andar. Era un camino llano, sin piedras ni obstáculos que esquivar. Pero, a pesar de que ese camino no suponía ningún reto para ella en muchos aspectos de su vida, tenía una cosa importante. Ese camino tenía “algo especial”, la niña no sabía lo que era, pero era algo que la hacía levantarse cada mañana con muchas ganas de seguir andando por ese camino, se levantaba feliz por ese “algo especial” que le hacía sentir que estaba viva a pesar de saber que estaba un poco dormida en otros aspectos de su vida. Eso la daba igual, el sentir aquello tan grande la compensaba con creces todo lo demás.
Así que seguía andando cada día por ese camino fácil y llano hasta que de pronto se encontró con una bifurcación.
Se quedó parada mirando a un lado y al otro, a un camino y al otro. El otro camino parecía más difícil, se veían subidas y bajadas, un montón de rocas, ramas y obstáculos que sortear, incluso a lo lejos se veía algún río que tendría que cruzar. Todas estas cosas en el fondo la ilusionaban. Era algo nuevo para ella y eso suponía un reto, una motivación y eso siempre la había gustado.
Pero también sabía que aunque ese camino fuese un reto, había algo que no tenía. No tenía ese “algo especial” que tenía el camino del que venía y que la hacía ser tan feliz y de lo que sabía que ya nunca podría prescindir.
Así que se quedó parada en medio de los dos caminos, pensando en las posibilidades y en lo que debía hacer.
Empezó a pensar en lo que la podría pasar.
Por experiencia sabía que quizás el nuevo camino sólo sería un reto hasta lo que le alcanzaba la vista y luego se convertiría en llano igual que el camino del que venía. Y, a lo mejor, cuando eso pasara, habría andado tanto por el nuevo camino que se habría alejado tanto de su camino antiguo que ni siquiera llegase a sentir un atisbo de ese “algo especial” que tanto le hacía falta. Y que haría entonces??
Otra posibilidad, peor aún que la primera, era que se metiese en el nuevo camino por la expectativa que le creaba, pero que echase tanto de menos ese “algo especial” del otro camino, que le fallasen las fuerzas para superar el reto que tenía por delante. Y entonces qué pasaría??? Se quedaría en medio del camino, tirada, sin fuerzas para seguir caminando, llorando, echando de menos ese “algo especial” y echándose en cara a ella misma el no haber seguido en su camino fácil?????

La única posibilidad que la tranquilizaba un poco, pero que a la vez, veía menos posible, era que ese nuevo camino, en algún punto más adelante, pero no demasiado lejos, se volviese a unir con su camino antiguo formando uno de nuevo. Pensar eso la volvía a ilusionar otra vez!!!!! Poder tener la aventura de adentrarse en el nuevo camino y a la vez ese “algo especial” que le hacía sentir bien, viva!!!!!

Así que la niña siguió parada, mirando a un lado y a otro y pensando una y otra vez en lo que podría pasar, esperando quizás, una pista, una señal de lo que debía hacer.

5 comentarios:

LinceMiope dijo...

Ostras! Tú también estás "perdía"!

Yo en cualquier caso me compraría unas botas de trekking...
Suerte, luchadora sin barro!!

Anónimo dijo...

"la vida es lo poco que nos sobra de la muerte" (Walt Whitman)
Vivela como realmente desees, sin mirar atras, ni a los lados, ni hacia delante. Siempre tendras este pequeño baston para apoyarte si lo necesitas.

yuyu dijo...

no seas escotex eh..
la señal siempre ha estado ahi.. está dentro de ti!!!
y que tenga que venir yo a decirteloooo.. ains....!!
muas

Anónimo dijo...

El que no se arriesga no gana, no? Y...el camino que llevas ya te lo conoces, y sólo tiene eso que le hace especial, pero todos los caminos tienen algo especial, así que... Por qué no arriesgarse y encontrarlo en el nuevo?...

Krayola. dijo...

Las bifurcaciones no siempre lo son, lo que pasa es que es la unica manera en que podemos verlas en ese momento. Mi madre dice que no hay que arrepentirse de lo que se hace, si no de lo que no se hace.

Yo pienso que solo no hay que arrepentirse.

Y de las señales, pues todo tiene la atribución que uno le de...

Un abrazo